Las bodegas de Morcuera, Soria

La vida no es fácil en las tierras sorianas al sur del Duero: la despoblación, el intenso frío invernal, las comunicaciones difíciles con carreteras sinuosas infestadas de corzos. No lejos de San Esteban de Gormaz, en tierra aún de la Denominación Ribera del Duero, se encuentra Morcuera, una población de apenas quince habitantes en temporada baja, que recibe al viajero con un abigarrado conjunto de bodegas y lagares.

Aunque no pasa por su mejor época demográfica, el pueblo presenta una salud envidiable, con la mayoría de sus casas –de sólida piedra caliza- restauradas, restos de una cierta producción vinícola, tres enormes casas rurales para solaz de los visitantes, y un moderno bar que ocupa la antigua escuela de niños y niñas, regentado por una pareja de rumanos que despachan torrenos y otros manjares de la tierra.

La mayoría del éxodo poblacional de Morcuera se repartió entre Madrid y Barcelona, y la juventud que ha compartido los veranos en la estepa soriana, se sigue reuniendo en una peña creada a tal efecto dentro de un garaje particular. A pesar de la frondosidad de sus encinares y sabinares, también hay tierras de secano, y alguno de sus agricultores siembra cerca de mil hectáreas, junto a la caza una de las actividades más lucrativas de los páramos castellanos; las (escasas) actividades industriales más próximas se encuentran en la fábrica de baterías de San Esteban, o la de componentes de automoción de El Burgo de Osma. Demasiado poco para mantener una comarca que vive del turismo y en menor medida del vino de la Ribera.

La señora Julia controla el vecindario, y ultima la preparación del árbol navideño y un modesto belén, «tened cuidado que los cabrones de los gatos lo joden todo». Nos habla de las maravillas de la iglesia de Nuestra Señora, que conserva restos románicos, y nos abre los mastodónticos lagares que recientemente han sido restaurados, «de tanta uva que había se salía el mosto de la pila», se conservan tres lagares cubiertos y un cuarto que ha perdido ya el techo, junto a un gran número de bodegas –con todo, muchas menos que la vecina población de Atauta, con una bodega comercial y derechos en la denominación de origen, derechos que Morcuera no posee.

Acompañamos a este texto la foto de uno de los cargaderos de estas bodegas de Morcuera, datado en 1945, y con los atributos que no deben faltar sobre la mesa: pan, cubiertos, porrón y cuarto de lechazo.



Comentarios