En el barrio de Castañares (277 habitantes)
encontramos sendos monumentos al despilfarro desarrollista a la entrada y a la
salida del pueblo. Viniendo de Burgos, tras pasar El Soto, un terreno
urbanizado con maleza de proporciones amazónicas nos saluda recordándonos que
esa promoción (como la de Villímar de que hablábamos en otro post) nunca se
llevo a cabo por la quiebra de la sociedad. A la salida, y ya a la altura de
San Medel, los vestigios del Parque Tecnológico que aspiraba a ser el mayor de
la región, con una superficie de 124 hectáreas, y cuyas últimas actuaciones
datan de 2010, es posible que si nadie lo remedia se convierta en breve en una
curiosidad arqueológica.
El también barrio jacobeo de Castañares
dedica su iglesia a San Quirico y Santa Julita, y destaca en varios kilómetros
a la redonda por la columna de humo de su fábrica de aglomerados, que recientemente
cambió de propietarios.
Iglesia de Castañares (extraída de www.archiburgos.es )
En marzo de 1887 recogía La Fidelidad Castellana los sacrilegios
ocasionados en la iglesia de Castañares y de otras localidades limítrofes,
cuando con motivo del entierro de la sardina, «se colocó una sardina sobre una
cruz, incensando y asperjando con elementos litúrgicos»; si bien se demostró
que fue todo una farsa y que –como ocurre actualmente en Carnaval- no se
mancilló ningún elemento de la Iglesia, el reportero pedía con vehemencia la
«extinción de las fiestas paganas», lo que afortunadamente nunca se llevará a
cabo.
También el Diario de Burgos da cuenta de un suceso luctuoso, acaecido en marzo
de 1905, cuando es apresado Lázaro Cubillo, de 36 años, con el aspecto de un vagabundo que se expresa con soltura, acusado
del asesinato del alcalde de Castañares, don Ciriaco Ibeas y de heridas a su
cuñado, don Lorenzo Duque. Los hechos tuvieron lugar en la taberna, y el
acusado dijo actuar en propia defensa.
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