Este pequeño pueblo de caserío disperso,
asentado junto al Camino de Santiago, no forma parte de la ciudad de Burgos,
sino que es una pedanía de Cardeñajimeno. Cuenta con una población de 299
habitantes y su iglesia parroquial se advoca a Nuestra Señora de la Asunción,
aunque en tiempos llegaron a coexistir las iglesias de San Martín, Santa Cruz,
Santa Columba y Santa María, esta última cerca del despoblado de Villabáscones,
con hospital anejo para los sufridos peregrinos, y que ya en torno a 1500 había
desaparecido.
En 1908 la prensa local denunciaba en sus
páginas a los dueños de las ventas de La Ventilla y de San Medel (pienso que se
refería a la venta de Los Adobes) por tener caza en tiempo de veda,
reflexionando el repórter que «si se
hiciese una buena investigación en ventas y ventorrillos, coches de Salas y
Lerma, etc., no habría un día sin denuncia».
La iglesia de La Asunción luce su robusto
campanario junto al molino, reconvertido en vivienda, sobre el cauce molinar
desviado del río Arlanzón para tal fin. La escena bucólica se completa con un
antiguo potro de herrar, magníficamente restaurado y protegido al otro lado del
cauce. Madoz despreciaba su modesto cementerio, como «de poco ó ningún mérito».
Siguiendo el camino de cascajo que nos lleva
a la urbanización de los Tomillares, ya en el término municipal de Castrillo
del Val, encontramos la escuela integral Magea, www.mageaescuela.com la iniciativa pedagógica más avanzada que se
ha visto en la ciudad de Burgos en mucho tiempo.
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