Año y medio después de la
movilización ciudadana que puso al barrio de Gamonal, en el foco de los
principales medios de comunicación nacionales e internacionales, pocas cosas
han cambiado en el día a día del distrito más poblado de la ciudad de Burgos,
con unos 80.000 habitantes, y ni siquiera las recientes elecciones municipales
han provocado un vuelco significativo en el ayuntamiento de la capital de la
Vieja Castilla.
La más clara certidumbre tras un
paseo por el corazón de la denominada zona
cero del bulevar, es que –como en tantas ciudades- el comercio tradicional
agoniza, y el cartel de SE ALQUILA campea por numerosas lonjas comerciales. La
primera tienda de referencia en caer fue la legendaria Orensana, un comercio de textil enraizado durante cuarenta años en
Gamonal, que hoy es una sucursal de Bankia, la "Orenbankia";
al menos su lonja se encuentra ocupada, lo que no ocurre con otra tienda del
ramo La Flor Castellana, que se
clausuró hace apenas dos meses, incapaz de seguir alargando su agonía. También
han cerrado una conocida perfumería y una juguetería (esta última con una vida
efímera), que se encontraban en la primera línea de fuego de aquel lluvioso
enero de 2014.
El pavoroso incendio de la
cárnica Campofrío, que daba trabajo a muchos vecinos de Gamonal, constituyó
igualmente un duro golpe para la tranquilidad de este barrio, donde sus
habitantes dicen ser burgaleses, pero no de
Burgos; la realidad de Gamonal traspasa las fronteras de lo real y de lo imaginario. Tampoco el previsible voto
de castigo de las municipales se cebó con el gobierno del Partido Popular de
Javier Lacalle, que repitió alcaldía, aunque esta vez en minoría, pues el resto
de formaciones fueron incapaces de llegar a un acuerdo para arrebatársela. El
PP perdió cinco concejales, pero el PSOE no solo sumó sino que restó, lo que
unido al ascenso de Ciudadanos (4 concejales) y la irrupción de la coalición
Imagina Burgos (6) hizo que al final el PP obtuviera un gobierno en minoría. Lo
más llamativo fueron los resultados de la coalición Imagina (Izquierda Unida y Podemos), que recogió buena parte del
descontento generado tras la mala gestión de la obra del bulevar, y que tuvo en
Gamonal buena parte de sus apoyos; la formación se presenta en el ruedo
político con muchas ganas de dar guerra, pero con una bisoñez temeraria.
La vida sigue, en fin, los
vehículos transitan como siempre lo hicieron por la calle Vitoria, que fue
reasfaltada en ese tramo de la discordia; los vecinos se siguen quejando de que
las baldosas se levantan; el ayuntamiento inauguró un frondoso parque infantil
en las traseras de San Bruno apenas tres días antes de las elecciones
municipales (fue casualidad, dicen), y los peregrinos del Camino de Santiago
hollan con sus ligeros equipajes y sus bordones la zona cero, ignorantes de que año y medio atrás ésta fue el
epicentro de la lucha del pueblo contra un gobierno autoritario que terminó
dando su brazo a torcer, todavía no lo han incluido en las guías.
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