A día de hoy todavía nos parecen escandalosos los expolios
eclesiásticos por el valor simbólico que estos conllevan. Hemos visto a los
vecinos de un pequeño concejo burgalés en pie de guerra por la desubicación del
retablo de su parroquia, o a los eruditos escandalizados ante la aparición de
un presumible claustro románico en la mansión de un catalán adinerado; pero en
lo que nadie se fija es en los pequeños expolios que tienen lugar a diario en
ermitas abandonadas o sin uso, debido a la irremediable despoblación del agro castellano.
Cuando publiqué mi libro «Arlanza Mágica» en 2011 -una
pequeña guía de la comarca del Arlanza y sus costumbres- me refería a la ermita de Torrecilla como el
último vestigio del despoblado de los Borbollones, un lugar cercano a
Tordueles, aunque perteneciente a Castrillo Solarana, que los mayores conocen
por su desvencijado molino y unas curiosas surgencias de agua junto a un
cuérnago del río Arlanza. Mi sorpresa fue mayúscula cuando recientemente comprobé
en el blog «Iberia Mítica» http://iberiamiticaymagica.blogspot.com.es el expolio sin contemplaciones al que había
sido sometida la modesta portada de la ermita, perpetrado sin duda por algún
lugareño que le había echado el ojo
para la puerta de su casa o de su bodega, que para qué nos vamos a molestar en
tallar la piedra si alguien ya lo hizo por nosotros en el siglo XV o XVI. Y no
vea usted cómo va a fardar el fulano delante de sus amistades. Las fotos
resultan bastante ilustrativas:
Creo que sobran comentarios, y que la Iglesia o el Estado
deberían tomar urgentemente cartas en el asunto, buscando y denunciando a los
responsables de estas fechorías, para evitar que los delincuentes contra el
Patrimonio campen a sus anchas por estos lares.
Es de alabar el interés que expresó Diario de Burgos para hacerse eco de este expolio, y anunciarlo en su primera página a finales de 2013, aquí se encuentra el enlace: http://www.diariodeburgos.es/noticia/Z112A01FF-B88F-6852-9D35D53910CF7A2C/20131108/expolian/portico/ventanas/ermita/castrillo/solaranaChapeau para el periodista Francisco Trespaderne.
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