Erasmus Rennes 1995

Cuando empiezas a llamar a los holandeses "menapios", a los italianos "cisalpinos", a los alemanes "germanos", o a los suizos "helvecios", has de tener sumo cuidado, puede que sufras un peligroso síndrome. Si además has residido en una ciudad que los antiguos denominaban Condate, y que gusta compararse con el irreductible poblado galo de los cómics de Astérix y Obélix, ya no cabe duda, sufres el "mal de las becas locas", al que son particularmente sensibles los estudiantes Erasmus; sí, esos mismos que arrastran una losa legendaria de golfos trasnochadores, pierdemisas, conquistadores, pícaros y bonvivants.


Pero si cada estudiante Erasmus contara su experiencia en un libro, o en un blog, se llenarían tantas páginas, que no habría papel suficiente para recoger tantas anécdotas o experiencias surrealistas, como las que hemos sufrido quienes hemos transitado por esa etapa de la vida universitaria.
Quizá por eso, hace tiempo que decidí plasmar parte de esas vivencias en una novela, más que en una enumeración de anécdotas, que es lo que mucha gente tiende a escribir cuando quiere contar su vida. Yo aún soy joven para contarla, aunque como dice un articulista británico, existe un selecto club de futbolistas que han escrito más libros -sobre su vida- de los que han leído (y no quiero decir nombres).
La novela la titulé "Becas locas", y una editorial digital tuvo el detalle de declararla recientemente finalista de un concurso sobre la materia, gracias a lo que puede adquirirse en Amazon, invitando desde aquí a que la descarguéis todos los que queráis conocer más cosas de Francia, y que además queráis pasar un buen rato. Este es el enlace http://www.amazon.es/Mi-Erasmus-Francia-ebook/dp/B009SRQTGA Lo siento, todavía no se ha editado en papel.


La de arriba es la clásica imagen de Rennes en postal, la de la Rue Champ-Jacquet, si mal no recuerdo; agradecería que alguien me recordara el nombre de las terrazas que aparecen en la foto, donde pasé tan buenos momentos en excelente compañía. Me refiero a los gauloises blondes y a une demie froide. Y a mis compañeros, por supuesto.

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